Ancelotti, el jefe que todos quisiéramos tener
Que Carlo Ancelotti es un ganador ya lo saben ustedes. Que es el mejor jefe posible puede que muchos ya lo hubieran intuido, pero después de la conquista de su sexta Liga, la 36 del Real Madrid, parece haberse convertido en certeza. No hace falta más que escuchar los elogios continuados de sus jugadores. Quién mejor que un empleado para definir a quien le manda. Y justo de eso, de su liderazgo como mandamás, venimos a hablar.
Ancelotti encarna como pocos los valores consensuados que se le atribuyen a un buen jefe. A saber: comunicación efectiva, empatía, liderazgo inspirador, toma de decisiones efectivas y justas, delegación, habilidad para resolver problemas, integridad y desarrollo del equipo. Mandamientos que el entrenador del Real Madrid aglutina y ejecuta como pocos en el mundo del fútbol… y puede que en el mundo de la empresa en general.
Ejemplos de toda esta metodología como líder los hemos tenido esta temporada. Les invito a hacer el ejercicio de memoria (les ayudaremos con algún vídeo) para casar cada uno de ellos con la lista de virtudes relatada anteriormente.
–Comunicación efectiva: el jefe debe ser claro y conciso en el mensaje y saber escuchar. Ancelotti lo hace dentro y fuera de la caseta. ¿La prueba? Repasen cualquier rueda de prensa. Auténticas masterclass del italiano.
–Empatía: la capacidad de entender y diferenciar entre jugador y persona. No dejen de ver este vídeo ▶ https://lnkd.in/dKzEynDw
–Liderazgo inspirador: un buen jefe motiva a su equipo y le inspira a alcanzar su máximo potencial. Si quieren ahondar en el cómo y descubrir muchos secretos de Carlo, pueden leer su libro ‘Liderazgo tranquilo‘. ➡ https://amzn.eu/d/fzhvnyN
–Toma de decisiones: los buenos jefes son capaces de tomar decisiones difíciles y basadas en información. La titularidad de Lunin o la entrada de Joselu para dar la vuelta al Bayern son los mejores ejemplos.
–Delegación: un buen jefe confía en las habilidades y capacidades de sus empleados y les asigna responsabilidades apropiadas. Davide o Francesco Mauri saben bien esto.
–Habilidad para resolver problemas: los buenos jefes son capaces de identificar y abordar los problemas de manera proactiva y eficiente. Ejemplo de ello es la readaptación de Tchouameni como central para suplir las importantes bajas de Militao y Alaba.
–Integridad: un buen jefe actúa con ética y transparencia. La gestión de la transición hecha esta temporada entre jóvenes y veteranos ha estado ligada a esto.
–Desarrollo del equipo: un buen jefe se preocupa por el crecimiento y desarrollo profesional de sus empleados. Ejemplos: Bellingham y Brahim.
En definitiva, tener un mal jefe por más éxitos que se consigan cambia por completo la forma en la que percibimos y realizamos nuestro trabajo. Tener uno bueno, uno como Ancelotti, no solo te ayuda a ser mejor como profesional, también como persona. Y este es el jefe que todos queremos.